Investigación en curso sobre tiroteo en Villa Consuelo, Santo Domingo
Se desvanecían los ecos de los festejos de Año Nuevo cuando la tragedia se desató en Villa Consuelo, Santo Domingo. Un tiroteo ha dejado una estela de dolor y desconcierto en la mañana del 1 de enero, transformando la celebración en luto y desolación.
El incidente ocurrió en la calle Manuela Diez, esquina Tejada Florentino, alrededor de las siete de la mañana durante una fiesta callejera, conocida localmente como "teteo", que celebraba la llegada del 2020. Los informes de la Policía Nacional revelan un saldo aterrador: dos muertos y dos heridos.
Las víctimas fatales fueron identificadas como Darlin Gil, de 21 años, y Sergio Arturo Soler, de 29. Ambos jóvenes, en plenitud de vida, perdieron la existencia en el acto, bajo una lluvia de balas que interrumpió la fiesta y sembró el caos. Mientras tanto, Jairo Ismael Mendoza, de 28 años, y Rafael Andrés Henríquez, de 24, resultaron heridos y fueron trasladados a un centro médico para atender las graves lesiones sufridas.
En medio de la confusión, la Policía Nacional ha identificado a Esmil Rivas como uno de los posibles responsables del tiroteo y ha iniciado una intensa búsqueda para dar con su paradero. Además, en colaboración con el Ministerio Público, se ha abierto una investigación exhaustiva para esclarecer los hechos y determinar las circunstancias exactas que rodearon este incidente.
Este violento episodio ha causado una profunda conmoción en la comunidad de Villa Consuelo. Los vecinos, aún atónitos, expresan su preocupación y temor ante la posibilidad de futuros hechos de violencia. Las autoridades, por su parte, se encuentran en alerta y trabajan incansablemente para dar con los responsables y garantizar la seguridad en el sector.
Con el inicio de año marcado por la tragedia, el desafío para las autoridades dominicanas es claro: mantener la seguridad y prevenir la violencia para permitir que sus habitantes vivan en un ambiente de paz y armonía. La sombra de este violento incidente, sin embargo, permanecerá en la memoria colectiva de Villa Consuelo, como un cruel recordatorio de la fragilidad de la celebración y la proximidad del peligro.
